El puff, también conocido como pouf o simplemente puf, es un elemento decorativo de gran impacto visual.
A la vez es, claro, un objeto funcional.
Aquí te contamos cómo utilizarlo para potenciar la decoración de tu hogar, tu oficina o rincón de trabajo, u otro espacio.
Un microliving con varios puffs
El puff es un asiento sin patas ni respaldo rígido, del que existen numerosas versiones.
Así, se encuentra el puff en forma de cubo, de pirámide trunca y el que es casi tan largo como un sillón.
En un living formal, el puff brinda un toque descontracturado. Este tipo de asiento connota una invitación a dejarse llevar, a relajarse.
En un living más informal, por medio de un puff es posible jugar con los tonos, o utilizar varios para dar lugar a una secuencia o un microliving.
Un puff de color claro en un ambiente con muebles oscuros genera un armonioso desbalance.
También ese elemento es adecuado para crear un rincón de lectura en un dormitorio, o un espacio familiar junto al televisor o la consola de juegos.
Desde luego, frente a una chimenea un puff predispone a un momento cálido.
Incluso, hay quienes eligen colocar uno en sitios impensados como el cuarto de baño, la recepción de la casa, el lobby de un edificio de apartamentos, un local comercial, la sala de espera de un consultorio.
La audacia del puff
El puff brinda libertad y la posibilidad de modificar las reglas.
Además, al ser fácilmente transportable, se lo puede cambiar de lugar y renovar así un espacio que resultaba rutinario.
Por otro lado, una lámpara ubicada estratégicamente sobre un puff es capaz de generar un punto focal que nunca pasará inadvertido en un ámbito grande o pequeño.
En la decoración, hoy, no hay reglas fijas.
Eso hace que quien decide qué elementos disponer a fin de decorar y equipar una casa u otro entorno, se puede regir más por su intuición, y, ¿por qué no?, por la audacia.
Ya lo decía el escritor Johann von Goethe: “La audacia tiene genio, poder y magia”.