Cuando se incorpora al mobiliario una silla de líneas puras, se consiguen efectos esperados y otros sorprendentes. Aquí encontrarás detalles de ambos.
El estilo y la silla
Una silla de líneas puras, o de estilo moderno o minimalista combina bien con un mobiliario del mismo tipo. También en una casa o en un apartamento de arquitectura contemporánea. Esa combinación natural y siempre positiva es un efecto esperado, casi inevitable.
Pero también se puede lograr un efecto sorprendente cuando esa silla pasa a formar parte de un entorno clásico.
Un living con muebles de estilo Reina Ana o Renacimiento español, ganaría en novedad si se le suma esa pieza.
El contraste hará que brille y que todo el conjunto se vea actualizado e, incluso, ligeramente rupturista.
Lewis Hamilton, el famoso piloto de Fórmula 1, dice: “Me gusta correr riesgos. Me gusta probar cosas nuevas, ya sea estilo o restaurantes o lo que sea”. A veces, vale la penar ejercer pequeñas audacias. Así, es posible encontrarse con algo que los demás, sin dudas, admirarán.
La silla, el tapizado, los colores
Un ejemplo de ese tipo de silla es la Gili, que se ofrece tapizada en tela Sunbrella.
Ella, a diferencia de otras telas, está realizada con fibras que se tiñen antes de ser tejidas. Eso genera tonos profundos porque cada hilo es coloreado hasta el núcleo.
Por otro lado, es una tela que resiste los efectos del sol, de la lluvia y del moho, y también las manchas.
En ese tejido, hay numerosas opciones de colores, texturas y diseños. Por ejemplo, un neutro Silver Grey, un vibrante Lime, un intenso Plum, un fresco Adriatic o un rayado Porto Rosso, entre las numerosas posibilidades.
La silla Gili se lleva bien con una gran mesa de un living o formando parte de un escritorio donde predomine la madera.
Así mismo, es factible incorporarla a una terraza y junto a una piscina ya que soporta bien el aire libre y casi todos los climas.